y andina....
Tenía el verdor
que soñaba
la oliva...
Vino de España
hace siglos,
un día...
Cuando montañas
de años faltaban,
para que sus padres
nazcan a la vida.
Era del Ande,
ambrosía...
La bendición
hecha risa...
La Voz de Dios
dejando en mi camisa,
el olor cajabambino
de la Niña...
Largas millas llevo
recorridas...
Todas, menos ella,
dejaron sus sudores
en mi dicha...
El Cielo no se equivocó
todavía:
Lloran mis flores por la
alcoba de esa india,
único río donde nadaría
mi sonrisa...
Enrique Flores Cáceres
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