Callash y Machacuay, caseríos de artesanía y trabajo

Callash y Machacuay son caseríos cercanos a la ciudad de Cajabamba. Caminando se demora aproximadamente media hora. Lo rescatable si uno se decide ir a pie es que tendrá todo el tiempo para disfrutar de los maravillosos paisajes verdosos. En vehículo pagas un nuevo sol y llegas en 10 minutos.

En estas líneas no quiero detenerme en la descripción de estas vistas panorámicas; más bien quiero destacar de estos dos caseríos la artesanía de sus pobladores en la textilería y fabricación de tejas.

En textilería las adiestradas manos de los lugareños tejen los conocidos rebozos de bayeta, así como ponchos verdes, alforjas y frazadas de diferentes diseños, según la demanda del cliente.

Los domingos, día de feria en la ciudad, éstos llevan en sus “pollinos” una buena cantidad de artículos para expender. A veces les va bien en la venta, otras, regresan con la misma mercadería.

Por otro lado, la fabricación de las tejas es más rentable, pues cada día las familias se incrementan en las zonas aledañas de Cajabamba, al mismo tiempo crece la ciudad, construyendo nuevas viviendas en los alrededores. De modo que los pobladores callashinos y machacuaínos diariamente, a tiempo completo, se dedican a la fabricación de la teja. Se presume que la mayoría de lugareños, cuando acaban de construir su domicilio, y sólo les falta la techada se dirigen a realizar la compra de la teja a cualquiera de estos dos caseríos. Seguramente al que les vende a más bajo precio.

Las familias de estos artesanos viven de este trabajo. Adicional a estas dos actividades se dedican al cultivo del maíz y la papa.