De hermosura se visten mis recuerdos
anclados en la flor de mi niñez,
y en la orilla de mi longa adultez
contemplo presto pasajes muy tersos.
Cruzaban los años cuarentitantos
matriculado quedé en el cientonce,
gratos momentos viví desde entonces
mis años de oro cursé sin quebrantos.
Decir cientonce, decir "lo mejor"
mi gran profesor Abel Berajano,
enseñaba bien su trato era humano
sembró en alumnos "la simiente en flor".
Matemáticas, curso principal!
allí vi a muchos gemir y llorar,
el sumar, restar y multiplicar .
materias eran de un mundo ideal.
En el patio veo un naranjo verde
con mucho afán cuidaba el Director,
mandaba regar con mucho fervor
sus ricos frutos, mi mente los muerde.
Mis juegos eran con trompos y bolas
era perito, ganaba mis reales,
mis juegos limpios, eran colosales
hoy sólo quedan recuerdos a solas.
¡Oh, gran cientonce mi escuela bendita!
En cálidas aulas libé sapiencia, .
hoy te brindo con mucha complacencia
lo mejor que mi pluma piensa y edita.
Autor: Luis Castillo Sánchez