Historia de Yahuarcocha de Cajabamba

El frío de la puna y el penetrante silbido que producía el viento al pasar entre el hualte estremecía de escalofríos a los guerreros del reino de los Caxamarcas; la mayoría de ellos habían sido reclutados de las tribus dispersas como los namoras, mataras, ichocanes y condormarcas, caudayes y por los pobladores del valle de cuntipampam lluchos y otros lugares aledaños. Nunca antes habían estado en una batalla. Pero también habían venido los guambos, chotas, gualyoques, cascas, llegadenes, nietos, llaucanes y purayes. El ejército del inca que se aproximaba era inferior en número al de ellos. El Gran Huamachuco se había rendido sin presentar batalla y se convirtió automáticamente en tributario de Túpac Yupanqui y colaborador del Inca, enviando a hombres conocedores de la zona para que guíen a los invasores.

Los Caxamarcas habían logrado reclutar cerca de 40,000 y estaban seguros que vencerían al invasor de sólo 10,000 guerreros. La espera se hacía tormentosa e insoportable y a muchos de ellos ni la coca que masticaban los tranquilizaba.

De pronto llegaron los vigías cansados de tanto correr a avisar que los enemigos al mando del hijo de Pachacútec, Túpac Yuapanqui y su hermano el general Cápac Yuapanqui, se acercaban rápidamente. Los mandos militares del reino de Caxamarca ordenaron que todos los batallones se replieguen a los costados y al sur de la laguna que había en la zona; la usarían como barrera y obstáculo contra el invasor.

Los tambores del ejército de Túpac Yupanqui se escuchaban cada vez más cercanos. El miedo y la tensión se apoderaron aún más de los defensores del reino invadido; sabían que si perdían muchos serían usados para la confección de los mismos tambores enemigos que estaban escuchando, sus cabezas como trofeos de guerra y hasta vasos ceremoniales.

La hora decisiva había llegado, el ejército del Inca estaba a la vista.
En esos momentos los guerreros defensores lanzaron sus feroces gritos de guerra opacando al monótono ruido de los tambores enemigos.

El general Cápac Yupanqui ordenó el ataque por ambos lados de la laguna. Los defensores no se movieron esperando hasta que llegaran un poco más cerca para lanzar una avalancha de piedras, lo cual ni siquiera hizo mella en los incas por los cascos y escudos que llevaban. Inmediatamente se produjo la lucha cuerpo a cuerpo haciendo tambalear y retroceder a los Caxamarcas.

Los guerreros de Túpac Yupanqui, veteranos de muchas batallas, hacían por 2 de los defensores del reino cajamarquino. La ferocidad y crueldad con que lucharon dejó un panorama tétrico y aterrador; miles y miles de cuerpos masacrados, esparcidos por los alrededores de la laguna.

Cápac Yupanqui, el general inca ordenó que tiraran todos los cuerpos de los caídos de ambos bandos a la laguna. Al instante esta se tiñó de rojo y Túpac Yupanqui, contemplando y complacido la cruel e inhumana victoria dijo: “Yáhuar Cocha” que significa lago de sangre.
El ejército del inca había vencido una vez más; los sobrevivientes fueron deportados a otros lugares del imperio incaico y es así como desde ese entonces la laguna que se encuentra a 4 horas de camino sobre Cajabamba se le llamó Yáhuar Cocha.

Fuente: "Crónicas y Leyendas de Cajabamba". 2da edición. Carlos Quevedo Guerra

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