Mi regreso Cajabamba



[Artículo publicado en octubre del 2009 en una revista local]

No sabes cuánto tiempo esperé para volverte a ver linda tierra de Cajabamba. Sí, después de muchos años regreso para celebrar contigo la tradicional fiesta patronal en homenaje a la Virgen del Rosario. Así como yo, muchos volverán por ti, para rendirte tributo y agradecer infinitamente el cobijo que un día supiste darnos.

No sabes cuánto esperé para reunirme con la familia, los amigos, contigo que me viste nacer, crecer y jugar por tus llanos, calles y parques.

No sabes cuánto extrañé un amanecer con canto de cegarras, un crepúsculo desde mi balcón, un arco iris en la víspera de un atardecer, ese rico olor a eucalipto, el chapaleo del rio Lulichuco o el impetuoso cerro Chochoconday que se yergue al final de tu llanura. No sabes cuánto extrañé saborear una cecina shilpida, una trucha o un cuy frito.

Muchos años han pasado desde que me ausenté, y los recuerdos siempre han sido motivo de nostalgia, a la distancia no he tenido otra dosis que recurrir a tus canciones, tus fotografías y tus videos que se muestran en internet, quizás todo ello lo asimilaba como remedio para calmar esa tristeza que carcomía mis sentimientos producto de tu ausencia, ausencia de mi terruño.

Confieso que siempre he estado cerca pero a la vez muy lejos. Cerca porque sigo día a día lo que acontece en tu realidad, y lejos porque escribo en internet tus bondades turísticas, tus hijos ilustres, tu progreso, para el resto del mundo, desde otra ciudad.

A pesar que me alejé de ti, jamás negué tu nombre, jamás te cambié por el término “Texas” que suena horroroso. Aquellos que alguna vez me preguntaron mi lugar de origen, les respondí siempre: “soy Cajabambino, la tierra hermosa de Sabogal, aquella tierra donde Bolívar bailó una zamacueca, bajo la sombra de un añoso capulí.

Alguien me dijo que vencer esa nostalgia por el terruño es imposible, haz el intento me dijo. El día que te pongas triste y te sientas solo por la ausencia de tu tierra, visita un bar tómate unos tragos y levántate una chica que te haga olvidar, verás que al día siguiente amanecerás mejor y con ganas de seguir sumergido en esa nostalgia.

Bueno, hoy dejaré de momento esta nostalgia y disfrutaré mi estadía aquí, en Cajabamba. Me llevaré los mejores recuerdos porque quien sabe de aquí cuantos años pasarán para volverte a visitar, mi hermosa tierra de ensueño.

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