Anotaciones sobre la Confirmación en Cajabamba

Cajabamba es una ciudad de una amplia tradición católica que viene desde la colonia a través de connotadas familias que donaron recursos para construir la Capilla de Lourdes, el hospital y la beneficencia.

 Este espíritu cristiano ha ido disminuyendo con el pasar del tiempo notándose actualmente una cierta indiferencia un desapego por las actividades religiosas. Ello en parte es debido a la desafección de las familias a las actividades religiosas quedando muy pocas familias que observen con dedicación los ritos de la iglesia. De otro lado los sacerdotes se han ido alejando de la población reduciéndose a sus actividades netamente religiosas sin trascender a la población.

Anteriormente la venida de un obispo era un gran acontecimiento, ahora es un hecho de poca trascendencia salvo para las distribuciones religiosas del los Semana santa, y la Fiesta de Octubre quedando muy pocas opciones para visitas más frecuentes.

La venida a Cajabamba del Obispo de Cajamarca era objeto de atenciones especiales por parte de los curas de la Parroquia y de las personas más visibles de la localidad. El Obispo en sus visitas pastorales, por los años 20, era recibido “Bajo Palio” y se desplazaba desde La Pampa Grande en un caballo muy bien enjaezado hasta la ciudad.

Posteriormente las visitas eran menos solemnes y se le esperaba desde la Alameda con algunas niñas de colegio que iban echando flores por las calles que pasaba el obispo.

Finalmente, en la actualidad no se percibe ese grado de devoción por la venida de un Obispo a la ciudad.

Días antes de la venida a la ciudad los sacerdotes efectuaban una gran labor de información sobre la necesidad de estar confirmado. La confirmación contaba también con padrinos que generaba compadrazgos entre las personas de la ciudad y amigos o parientes. Una vez Instalado el Obispo los padres de la Parroquia le presentaban las listas de los niños, jóvenes y adultos que iban a recibir la confirmación el Obispo vestido con sus trajes ceremoniales procedía a confirmar a los que conformaban la fila de los pre-confirmados, haciendo saber que uno proviene del polvo y polvo se ha de convertir dando una caricia en los cachetes y diciendo “Pastecum”.

Escrito por Luis Gerardo de Cárdenas.

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