vívidas notas que gratas suenan
en los oídos de mi azul infancia
mieles fueron de amor y de fragancia.
Remembranzas de vivencias aquellas
que alumbraron mis pueriles años,
sueños que preñados de gloria
aún resplandecen en el etéreo espejo
de Manuel Castillo y Zoraida Sánchez.¡ Aleluya!
El fundo feraz de Opagoto
llenado el granero familiar,
con frutos de amorosa tierra
y sabores de celestial maná.
Opagoto: herencia de nuestros padres
allí aprendimos el lenguaje
del sol, la luna y las estrellas,
allí los cerros con sus pétreas voces
cantaban ecos de admiración y alegría.
Opagoto: tierra bella, fértil y de ensueños
tú llenaste generoso nuestro silo,
nunca faltaron papas, chauchas y maices
quinua, trigo, alverjas y lentejas.
Zoológico de águilas, palomas y perdices,
pumas, zorros, venados y vizcachas,
sobresale la crianza de caballos,
vaca, ovejas, cabras y chanchos.
Opagoto!... ¡Jardin de amarantos eternales!
Temprano nacen bellos rosicleres,
preñados de alegrías y quereres
allí nacen lindos dias primaverales.
Admirables tus noches de celestes espejos
mil luciérnagas son sus lámparas bellas,
sonrientes nacen refulgentes estrellas
y reina la luna, hecha en molde de queso.
Rodean su casita floripondios bicolores
Capulíes y saúcos, albergue de zorzales,
con patio de verde y mullida alfombra,
y arco de blancas rosas, misma entrada veneciana.
¿Y qué decir del “cushpe”, su atalaya?
De allí se contempla Cajabamba hermosa,
su río Condebamba ¡ Oh plateada serpiente!
Regando cálido valle, esperanza de su gente.
Allí, con esencias de mieles y de rosas
con bombardas de truenos, relámpagos y rayos,
con lágrimas divinas de su lluvia,
con su dicho: “rocoto, poroto y poto”,
allí mi vida, ¡se hizo Opagoto!
Opagoto!... Tú alumbraste mis días soberanos,
Tú diste pan y vida a mis hermanos.
Autor: Luis Castillo Sánchez
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