Se iniciaba con el novenario consistente en nueve noches de rezos en la capilla con su respectivo “rezador” y la asistencia de una nutrida corte de señoras de la localidad. Los tres días anteriores al 29, el rezador se acompañaba con un violinista y un “cantante de rosario” especialista en dar un toque local al final de cada misterio, como cuando decía:
“Y todo el infierno tiemble al diciendo Ave María” o
“Satanás y Lucifer, se revuelvan, al escuchar el santo rosario”
“Nadie, falte al rosario porque Santo Domingo lo ha fundado”
La víspera de la fiesta se quemaba un “castillo” de fuegos artificiales después del rosario y se bailaba en la pequeña plaza del caserío, al son de la caja y el tambor.
El día central, se iniciaba con una misa a las 12 del día, se vendían viandas y chicha en las ramadas construidas para tal efecto para que a las 3 p.m. la corrida de toros se daban inicio con el toreo de vacas y toros, anteriormente jugados en otros caseríos. Llamaba la atención la presencia de un torero cajabambino que lucía un desabrido y trajinado taje de luces, como era el famoso Juan Jara. Mucha veces herido y otras tantas recuperado.
Las festividades concluían con la borrachera casi generalizada de todos los concurrentes a la misma, hombres, mujeres y hasta adolescentes.
VIDEO DE LA VERBENA FIESTA EN HOMENAJE A SAN PEDRO Y SAN PABLO
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