El escritor Julio Ramón Ribeyro tuvo sangre cajabambina


El narrador, con el soplo vital de su palabra (hacedor fiat lux), da existencia a un universo de personajes, conflictos, lugares y tiempos. Por eso se dice que el escritor es un deicida. Pero en la creación narrativa no todo es invención químicamente pura ni tampoco se trata de un reflejo fiel y especular del mundo; más bien se produce una ósmosis graduable de ficción y realidad.

En Crónica de San Gabriel, primera novela de las tres que publicó Julio Ramón Ribeyro, hay una referencia a la banda de bandoleros de los Benel "que durante años asolaron la región que va desde Jaén a Cajabamba". ¿Cuál era la relación del autor con Cajabamba? ¿Por qué la geografia ingresó a la ficción? ¿Ribeyro había conocido Cajabamba? ¿Era solo un conocimiento histórico?

Por razones de salud, Ribeyro no pudo asistir al Segundo Encuentro de Narradores Peruanos que se realizó en Cajamarca en 1971. En las actas de ese evento se registra que desde París envió un saludo en un casete manifestando su decepción y frustración por no haber podido asistir al coloquio, decepción tanto más grande cuanto que su viaje había sido previsto y decidido con mucha anticipación, pues dice "me había hecho la ilusión de conocer esa parte del Perú de donde provienen mis antepasados maternos". Había pues un vínculo mas profundo que aún no estaba claro. En su Antología personal (capítulo "De autobiografia- ancestros"), Ribeyro es más preciso. Allí cuenta cómo su abuelo Emiliano Zúñiga, en uno de sus viajes, conoció en Cajabamba a la que sería su abuela materna, doña Amable Rabines, hija de una dama indígena de la región y de un comerciante de origen judío, matrimonio prolífico que tuvo nueve descendientes, el mayor de los cuales fue su madre. Don Emiliano Zúñiga murió asesinado y su abuela Amable Rabines de Zúñiga se trasladó a Lima con toda su prole. "Fue entonces cuando mi padre y mi madre se conocieron, un señorito limeño descendiente de gallegos e italianos y una muchacha cajabambina, mezcla de vascos, judios y nativos", relata Ribeyro. No queda ninguna duda. Según el mismo Ribeyro, su madre y su abuela fueron cajabambinas.

En el Registro Civil de la Municipalidad Provincial de Cajabamba existe la partida de nacimiento de la madre de Julio Ramón: es la n.° 206 del año 1907 en la que se registra a Mercedes Julia, hija de Emilio Zúñiga y de Amable Rabines (natural de Sayapullo, en ese entonces distrito de Cajabamba), nacida en el fundo Huañimba el 26 de enero de 1906. Está probado pues que el autor de La palabra del mudo tuvo sangre cajabambina.

¿Tiene alguna importancia esta circunstancia? Recordemos con Miguel Gutiérrez la dimensión literaria de Ribeyro, quien es el mayor narrador de la Generación del 50 y que no solo es el más grande maestro del cuento y la narración corta del Perú sino uno de los mayores de la lengua española del siglo XX, cuyo nombre debe figurar con toda justicia al lado de Borges, Rulfo, Cortázar, Onetti y García Márquez³. Como todo buen literato, Ribeyro es universal: nos pertenece a los que amamos su pluma magistral. La herencia (la sangre, los genes) y el medio ambiente (territorio, cultura) no son suficientes en la formación de la personalidad ni suplen al trabajo y esfuerzo personal. No obstante, sin ningún prurito chauvinista, el dato no deja de ser interesante para los cajabambinos. Que sea un estímulo para honrarlo como él quiso: disfrutando de su variada y nutrida obra literaria, que no solo abarca el cuento sino también la novela, el teatro, el ensayo, los aforismos y, cosa única en el Perú, el género del diario íntimo.
Por: Lucido Enrique Boy Palacios - Pluma Cultural. Octubre 2020.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario