El amor en el tiempo de coronavirus


Por: G. Guillermo Silva R.

Nos dirigimos a una persona con palabras, gestos o cualesquier otro acto, en el momento de encontrarnos o al despedirnos y con esto damos muestras de atención, mediante expresiones de cortesia o afecto. Es decir, esta forma de comunicación y de respeto, es lo que comunmente llamamos saludo, la puerta de entrada al amor.

Pero, desde hace algunas semanas que se manifestó esta epidemia del corona virus, toda la especie humana esta organizándose para erradicarlo en lo que respecta pricipalmente la salud, sin dejar de lado la educación, la economía, etc. Nuestra manera y costumbre de saludar e incluso de amar, ha cambiado tanto, como cambiará nuestro modo de vivir en familia y en sociedad.

Como sigue expandiendose este virus, se han tomado decisiones drásticas que llaman a la reflexión y porque no decirlo a la meditación. Me imagino que los poetas, cantantes, filosofos, políticos y otros estaran en su verdadera salsa y con la preocupación hasta la coronilla. Nos dicen las autoridades, al saludarse se debe evitar darse las manos… no darse la mejilla…no abrazarse. Pensaba y pensaba.

Entonces, ni los puños como saludo y algunos optaron por los codos, las caderas, los hombros, los pies. Luego, tienen que guardar su distancia por lo menos de un metro. Una conductora de un programa de televisión, salió en la pantalla con un metro para satirizar esta medida. El pánico avanza. Un amigo en Cajamarca, la ciudad del Cumbe, compro su ataud, pero no pudo con el nicho porque le pedían acta de defunción. Su sustento, persona precavida vale por dos.

El saludo y el amor, en este tiempo de corona virus, nos da una educadora y represiva lección en la vida de los seres humanos. Si queremos, simpatizamos, amamos,… estamos sometidos a reglas que tenemos que obedecer (!!!) a las autoridades de turno que, aunque estemos en el siglo XXI, creo que de repente hemos descendido al siglo…usted mismo(a) lo podrá decir.

Algunas ideas para esta periódo, aparte de la limpieza en nuestros hogares, sería por ejemplo: leer libros, escuchar música, aprender a cocinar nuevos platos y postres, la biblia, ver películas y documentales, juegos de sociedad (damas, ajedrez, domino, monopolio), pintura, artesanía, fotografía, sudoku, palabras escondidas, tenis de mesa, … otras.

En mi tierra natal, Cajabamba, nada de las exageradas y continuas fiestas. Bravo. Además, como dice mi paisana cajabambina, Gloria, el que no puede andar que se siente. Yo me quedo en casa.

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